No sé lo que
quiero hoy, ni lo que querré mañana. Realmente no sé si soy feliz con lo que
hago o con lo que dejo de hacer, si tengo lo que quiero o sólo quiero lo que tengo.
No sé si estoy rodeada por la gente que me gustaría o por la que tengo que
estarlo. No sé si voy por el buen camino o me torcí hace tiempo...
Pero puedo
decir sin dudas que disfruto de mi vida, que no voy a pensar en el futuro ni en
el día en que moriré. Puede que dentro de algunos años mi vida cambie
radicalmente y mi mundo tal y como es ahora deje de tener sentido. Esas cosas,
esas personas, quizás caigan en el olvido. Por eso quiero salirme del camino,
hacerle caso al corazón y no a la razón. Porque me gusta mi mundo tal y como es
ahora y quiero aprovecharlo por si se derrumba. Quiero equivocarme, como ya he
hecho varias veces desde que me propuse no hacerlo, quiero correr y caerme,
beber y emborracharme hasta el punto de no poder mantener el equilibrio y
quiero enamorarme, reír hasta que se me salten las lagrimas, saltar y al rato
llorar. Esto es como todo, probablemente él también pueda desaparecer. Pero no
quiero pensarlo. Sólo sé que él no es una parte más de mi mundo...¡es mi mundo!
y quiero dejar de escuchar eso de: ¿has pensado en tu futuro?...pues no, no lo
he hecho y no me da la gana de hacerlo.
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