lunes, 26 de enero de 2015

Querido z


Querido Z.

Bien, vale. Reconozco que a veces, me dejo hundir. 
Que me encierro en mi misma. 
Que no escucho más voces que los "no puedo"
 en mi cabeza. Que a veces miro la ventana
 y me digo, que si fuera lo suficientemente valiente
 o lo suficientemente cobarde,
 saltaría.
 Pero no lo soy, justo en ese aspecto no soy un concepto extremo.
 A veces tengo miedo. ¿A veces? Siempre.
 Pero bueno, a veces el miedo se hace muy grande y yo muy pequeña. 
Y esporádicamente no puedo más, mi mundo se derrumba y
 no sé por donde empezar a reconstruirlo. 
Días como hoy, días como ayer...
en los que nada es capaz de hacerme sonreír. 

Debilidad, asco.
 Me conoces bien, sabes que todo eso me afecta.
 Y sabes que soy incapaz aunque me engañes diciéndome que no,
que puedo.
 Deja de creer en mi, yo ya lo he hecho hace mucho tiempo.





C.

Putas ganas de seguir el show

Sales a la calle y vistes tu mejor sonrisa. No soportas que te vean llorar. Por eso finges que nada importa, que todo te da igual. No dependes de nadie, eres fuerte. Pero solo dura unos instantes. Luego en tu rincón secreto vuelves a la realidad. Vuelves a comerte la cabeza. Un actor no tiene que actuar cuando nadie le está mirando. Nada va bien. Ese es el argumento de tu película. Que ya no sabes si pensar en pasado, en presente o en futuro.
En el fondo me importa todo. En el fondo echo de menos, cada día. Pero echo de menos todas esas cosas que quizás nunca tuve, esas mentiras en las que creía cuando era demasiado niña como para conocer la crueldad de las personas. Esa felicidad aparente, tan fingida como la mía. Fingir. Que verbo más... extraño. Quizás me viene de familia. En realidad a mi me gusta aparentar tanto como a ellos.
Ya que mirar atrás no consigue hacerme sonreír, decido mirar hacia delante. Y entonces siento miedo. Miedo, miedo, MIEDO. ¿Qué voy a hacer con mi vida al acabar la universidad? Siento que no sirvo para esto. Que no sirvo para nada, realmente. Que siempre he sido suficiente, pero nunca demasiado. Ni alta ni baja, ni guapa ni fea, ni rubia ni morena, ni lista ni tonta. Que todo se me da "ni bien, ni mal". Y que el mundo se hace insoportablemente grande, o soy yo la que se vuelve insignificante.
Y el presente. Del presente, mejor no hablar. Ojalá volverme valiente fuera tan sencillo como tatuarme "courage" en la piel, pero por desgracia aún no han inventado pastillas de valentía, ni de fortaleza. El presente sigue siendo oscuro y yo sigo sintiendome sola. Sintiendo que nada bueno permanece a mi lado. Y odiando todo lo malo, pero llegando a la conclusión de que si tengo un imán para los problemas, quizás sea mi culpa. Quizás siempre lo haya sido.

DifIcultad de expresion

La página en blanco y tus dedos intentando teclear cada letra, formar palabras intentando integrarlas en frases dotadas de sentido. Y sin embargo, lo máximo que consigues es no decir nada. O por lo menos, ni la cuarta parte de lo que te gustaría expresar. Lo que te gustaría expresar... ¿qué es realmente? Es complicado. Todo es siempre tan difícil.
Por ejemplo, saber cómo te encuentras. ¿Cuántas veces al día nos preguntan qué tal estamos? ¿Contestamos alguna de esas veces con sinceridad? Yo creo que ni siquiera nos paramos a pensar en la respuesta. Viajamos de "bien" al "aquí andamos", como mucho un "podría estar mejor", pero jamás nos tomamos la pregunta en serio. ¿Cómo estoy? No lo sé. La verdad es que me cuesta tanto sentirlo todo. Diferenciar la felicidad aparente de la real. Mejor. Me gustaría contestar que mejor. ¿Mejor que cuando? ¿Que ayer? ¿Que el mes pasado? Puede que sí. O puede que no. Venga, no te engañes. No estás mejor. Estás igual o incluso peor. Porque el tiempo pasa, y tienes más experiencia, y te sabes mejor la teoría. Te la sabes tan bien que incluso podrías presentarte a un máster y sacártelo. Han inyectado en tu cabeza todas las formulas mágicas, las ecuaciones de felicidad. Pero eres incapaz de utilizarlas. No parecía tan difícil al principio. Sustituir la variable dependiente por números para conseguir un resultado. Pero no sabes. Igual es que tu cabeza no da para tanto. Igual has sido fabricada para cometer errores. Quién sabe. Te desesperas. Un poco. Un mucho. Un demasiado. Es normal, ¿no?. Digo, lo de desesperarse. Hace tiempo te caíste. Tenías miedo pero lograste levantarte. Y entonces volviste a tropezar, y con cada caída tus huesos se fueron debilitando, se volvieron de cristal. Ahora el golpe más suave es capaz de fracturarlos, de dejarte rota, destrozada, hundida. Entraste en una espiral. Miedo a levantarse por miedo de volver a caer, así de simple. Pensabas que no se podía caer más abajo y entonces cavaste un pozo y te enterraste en él. Las cosas siempre pueden ir peor, eso también lo sabes. Lograste salir del pozo. Con ayuda, sí. Pero ahí sigues, en la tierra, con esa rutina de caer-levantarse. Con esas pócimas que no funcionan, con esos razonamientos que te resultan extraños por momentos, pese a que te los sabes de memoria. Intentando explicarte pero sin entenderte. Consigues confiar por momentos. Solo durante un instante. Quieres creer que puedes. Pero en el fondo una voz te repite que no, que ya te has demostrado que eres incapaz. Capaz, incapaz, capaz, incapaz. Depende del día. Y el tiempo pasa. Y tú sigues ahí, debatiendote entre el "capaz, incapaz". 

Complejidad

Intento ordenar una maraña de sentimientos pero siempre permanecen así, caóticos. Quizás ese caos forme parte de mí, quizás sea algo de lo que jamás pueda desprenderme. Siempre tengo las cosas claras pero al mismo tiempo, siempre dudo incluso de que esa seguridad sea real.
¿Por qué para mi es tan complejo algo que para el mundo es tan simple? ¿Por qué nunca me apetece? ¿Por qué en esas situaciones soy incapaz de perder el control? Solo quiero alguien que haga que mis pies se eleven del cielo, que impida a mi cabeza pensar. Alguien con quién salga de mi cuerpo al entrar en el suyo. No debería ser tan complicado, no. Para todo el mundo es sencillo. Joder.
Tal vez aquella noche (Y todas las noches sucesivas) me afectaron más de lo que pienso. Quizás ahí sí que perdí el control. Abrí la puerta al miedo. Igual por eso soy incapaz de dejarme llevar. Porque vi que el deseo es destructivo, arrasador. El deseo es capaz de terminar con todo. Uno no puede ser tan débil... yo siempre sería fuerte, me dije a mi misma. Lo suficientemente cuerda como para utilizar una parte de mi cerebro en pensar, ya sabes. Frialdad. Un cubo de hielo que ni a las temperaturas más altas es capaz de derretirse.
Pero, ¿qué más da? Tan solo son palabras. Suposiciones. Frases ordenadas que en ocasiones ni siquiera adquieren sentido para mi. Puede ser o puede no ser. Y lo peor de todo es que nunca lo sabré.

Suma de opuestos

Intento escribir algo que no sea ñoño ni destructivo y lo cierto es que no lo consigo. Supongo que soy así, una suma de sentimientos contradictorios, de opuestos.
En realidad, creo que sé cual es el problema. Paso de no sentir nada a sentirlo todo de golpe. Me esfuerzo para que las cosas no me afecten, construyo muros de hierro pero siempre dejo puertas abiertas, y cuando alguien las atraviesa, al otro lado estoy desprotegida, sin ejército, completamente frágil. Entonces, todo cae sobre mi como una ducha de agua fría y me golpea con tal fuerza que soy incapaz de soportarlo.
A mi es dificil conocerme, es dificil engatusarme, pero si lo haces... entonces todo es un torbellino de sensaciones. No sé sentir a medias, no sé querer a medias, no sé besar a medias.
Por eso me da tanto miedo hacerlo. Porque tengo muy asumido que después no hay vuelta atrás. Que a partir del primer "te quiero" que habite mi cabeza, entraremos en un bucle sin final, y terminaremos haciendonos daño. Así de simple. Porque nadie puede vivir toda su vida intensamente. Cuando el voltaje es elevado, se produce un cortocircuito emocional.

Desconexion

-Tengo miedo.
-Miedo, ¿de qué?
-Mira, ¿Quieres que te cuente un secreto? Yo antes tenía pánico a los monstruos que vivían debajo de la cama. El problema es que, poco a poco empezaron a instalarse en mi interior. Ahora me doy miedo a mí misma. A esa parte de mí que nace cuando estoy sola... que hace que no sea dueña de mis actos. Lucho porque no consiga derrotarme, lucho por callarla. Pero no siempre lo consigo.
-Toma.
-¿Qué es esto?
-Es una libreta para que apuntes todas las cosas buenas que se vayan cruzando en tu camino. Cuando esa parte se haga fuerte, sumergete en sus páginas y acuerdate de mí. Es todo lo que puedo darte, no es gran cosa. Pero bueno... también ahí va adjunto el deseo de que seas feliz.
-Sé que quieres que lo sea. Y yo también lo quiero. Pero... no es facil. Nada facil. No puedes ni imaginar lo dificil que es.
-Lo sé. Pero también sé que eres fuerte, y sé que puedes con todo.

No se

No sé por donde empezar. No sé como plasmarlo. Llevo días intentando evitarlo. Me "autocensuro". Digo "no, de esto no puedes escribir". O lo que es lo mismo "no, en esto no debes pensar". Pero sí, debo hacerlo. 
Puedo intentar desprender fuerza por cada uno de mis poros. Sigo siendo débil.
Puedo pensar que poco a poco las cosas se consiguen. La realidad es que todo va demasiado despacio.
Puedo repetirme a mi misma que algún día lo conseguiré. Lo cierto es que tengo pánico de caer. 
Puedo, puedo, puedo... puedo hacer muchas cosas. Pero haga lo que haga, hoy es uno de esos días en que siento que no puedo. En que pienso "Vale, muy bien. Esta tarde has conseguido evitarlo. Frenar tus impulsos irracionales. Hacer lo correcto. Hoy has ganado. Pero quizás mañana pierdas. Y sino pasado. Alguno de estos días. Pronto". Porque en cada encrucijada hay una desviación que te lleva al camino fácil. Al principio, eras ágil. Tenías energía. Ahora ya no. La tentación de mandarlo todo a la mierda crece. Cada día más.

Que te duela la cabeza de tanto pensar

La verdad es que trato de entenderme y no lo consigo. Me cuesta descifrar lo que siento pero en cambio soy incapaz de cambiar lo que pienso. ¿Puede decirse que soy una persona demasiado racional? Quizás. ¿Fría? También. Sí, es cierto. Es cierto que me niego a dejar que mi vida sea guiada por una única emoción. Que me niego a olvidar que siempre hay algún motivo para sonreír. Que creo que cuando te faltan fuerzas, aparece alguien y se convierte en tu motor. ¿Por qué soy así? Quizás porque si dejase que un vaso de agua fuese capaz de ahogarme, llevaría muerta mucho tiempo. Quizás porque sé a ciencia cierta que uno es libre de cambiar aquello que no le gusta. Quizás porque he asumido que para entender la felicidad hay que conocer la tristeza. Tantos quizás, tantas preguntas sin respuesta, tantos misterios...

Inestabilidad

- Podemos volar, conquistar las nubes, excavar la tierra y hacernos reyes del subsuelo. Podemos inventar un mundo a nuestra medida. Podemos hacer todo lo que quieras con una condición: prometeme que jamás me llegarás a querer.
-¿Me pides que desafíe la lógica de las relaciones? La gente normal se conoce, comparte momentos y surge el amor. No se puede ir contra el sentimiento.
- Para el resto de la gente, querer significa necesitar y yo no quiero que nadie me necesite. Puede que no lo entiendas ahora, pero soy... como un fantasma. Probablemente de repente desaparezca y no me vuelvas a ver nunca más. Sigo mis instintos. Hoy estoy bien aquí, sentada a tu lado. Pero mañana tal vez tenga la necesidad de correr. Además, debes de saber que mi corazón jamás se encuentra pegado a mi cuerpo. Se quedó enterrado en un rincón muy lejos de aquí. Por eso no puedo querer.
- ¿Y si corro contigo? ¿Y si voy a buscar tu corazón?
- Ya es demasiado tarde. Me tengo que ir.

Decisiones

En la vida hay varios tipos de personas. Está ese grupo que se lanza a la piscina sin pensarselo dos veces. Tiene claro que quiere meterse: no importa lo fría que esté el agua. No tiene miedo. Después está un segundo grupo que entra poco a poco, caminando despacio, que se moja primero los pies y después la barriga, sintiendo como cada gota salpica las partes de su cuerpo que aún permanecen secas. Un tercer grupo ni siquiera se acerca al agua: tiene demasiado miedo. Y permanece en la toalla, quieto, aburrido pero seguro porque sabe que no se ahogará. Y luego está ese cuarto grupo, tal vez el más extraño de todos al que pertenezco. Un grupo que se lanza de golpe, acojonado, pero lo hace porque sabe que sino no será capaz de meterse. Que si va a su ritmo dará la vuelta antes de saborear la frescura del agua y no quiere perderse tal sensación.

Muerte.Miedo

Estaba durmiendo. De repente me desperté dentro del sueño, totalmente confundida. Intenté moverme, pero no podía. Estaba ahí, tendida en mi cama, atisbando la luz del portátil a lo lejos. Mi vista se nublaba por momentos, todo se volvía oscuro. Concentraba todas mis fuerzas en mi brazo, pero este no se levantaba. De repente me observé desde fuera. Era como si me estuviera debatiendo entre la vida y la muerte. Intenté gritar, pero no me salían las palabras, ni siquiera sentí que mis labios se moviesen. Poco a poco la imagen que tenía ante mis ojos se fue aclarando, y mi dedo meñique empezó a levantarse. Pensé en correr y contarle a alguien lo que me estaba ocurriendo. Que me estaba muriendo, que no estaba bien. Y de repente todo volvió a teñirse de gris. ¡Zas! Me despierto. Esta vez en otra dimensión. Esta vez si me muevo, esta vez si soy yo y esta vez, vuelvo a estar viva. Necesito aire. Voy a la terraza y una vez que me calmo, me vuelvo a dormir. Pero la pesadilla se vuelve a repetir, otra vez la misma y otra vez la inconsciencia me atrapa y me hace sentir ese sueño como real. Cuando vuelvo a la tierra de nuevo, tengo pánico de volver a cerrar los ojos. ¿Cuántas veces más voy a sentir que muero? No podría soportarlo más. Pero estoy cansada, muy cansada. Los ojos se me cierran solos y lo último que pienso es: "¿Y si no volviera a abrirlos? ¿Y si algún día pasase de verdad?" Y me entra miedo, mucho miedo. Y rezo, rezo para soñar y que sea contigo, rezo para olvidarme de todo.

Indecision

Dudar. Dudar de todo. Ser incapaz de dar un paso y decir: aquí estoy. Pensar siempre, ¿y si hubiera ido en dirección contraria? Inseguridad. Miedo. Indecisión. Llueve, pero no sé si coger el paraguas. Si no lo cojo, me mojaré. Si lo cojo tendré que cargar con él toda la tarde. No existen las decisiones perfectas, siempre hay fallos. Y eso me hace tener pánico de elegir la opción menos buena. De que la ley de Murphy se cumpla en todos los casos posibles. Tal vez es esa indecisión y esa constante mirada hacia atrás la que hace que necesite probar todas las opciones posibles antes de decidir qué camino tomar. Porque la dificultad de elegir un camino reside en que eso significa abandonar otros.
Y no paro de pensar. En todo. Coloco en una balanza lo bueno y lo malo e intento mirar hacia que lado se desequilibra, pero no sirve de mucho. Más o menos permanece estable. Mierda. ¿Por qué la estabilidad aparece justo cuando no tiene que aparecer?

Fuerza

Es dificil de entender. Pero lo entienden. De alguna manera comprenden que eso que para cualquier persona puede ser "hacer un esfuerzo" para mi es mucho más. No es una cuestión de simplemente "no tener ganas". Es no poder. Y sufrir por ello. Y tener ganas de gritar, de llorar, de lanzar tu vida por la ventana y decir "hasta aquí". Es que todos los músculos de tu cuerpo se contraigan, que se te cierre el estómago y no poder más. Es esa sensación de que el suelo se tambalea. Y de que todo se viene abajo. Y de repente hacerte más y más pequeña. Diminuta. Invisible

Frio. Oscuridad.

Creo que no puedo evitar sentir empatía con el tiempo. Cuando llueve, me siento sola. Cuando el cielo se tiñe de gris, me apago. Hoy mi mundo se ha derrumbado. Hacía mucho que no me ocurría. Hoy me han entrado ganas de romper con todo. De olvidar las falsas promesas. De volver a cometer errores del pasado. De tomar el camino fácil. Hoy he echado de menos y he echado de menos de verdad. No he sentido ganas de llorar pero sé que las lágrimas discurren en mi interior. Y he cerrado los ojos y me he repetido a mi misma una frase que no me termino de creer: "Mañana será otro día". El sol volverá a salir, la luz volverá a brillar. Me levantaré, y volveré a caer pero me volveré a levantar. Así es. Crecer consiste en dejar de cometer algunos fallos. En aprender a esquivar algunas piedras pero no todas. Y vivir es aceptar lo bueno y lo malo. Saborear los placeres y admitir las derrotas. Entender que cada final es un nuevo comienzo. Que no podemos cambiar el pasado, pero si encauzar nuestro futuro.

Confusion...

A veces los sentimientos son claros. Y entonces, nos sentimos seguros. Cuando sabemos lo que queremos, lo que necesitamos y lo que nos hace felices. Sin embargo no siempre es así. Me atrevería a decir que casi nunca es así. Cuando en tu mente ocurren constantes "brain storms", cuando las ideas aparecen y desaparecen y se agolpan, y se cruzan y descruzan, y giran, y dan vueltas, y bailan, y se emparejan para quedarse solas y despúes formar grupos. Cuando no sabes muy bien qué es lo que dice tu cabeza, qué opina tu corazón al respecto ni quien es más fuerte de los dos.
Lo cierto es que hay realidades que cuesta afrontar. Es más fácil pensar: todo está bien así. Es fácil dejarse llevar pero a veces no te llena por completo. Lo único que tengo claro es el modo en que me hace feliz, lo mucho que me aterra la idea de perderle y ese sentimiento de que dejar las cosas como están no es suficiente. Arriesgarse cuesta, sobre todo cuando lo que está en juego tiene un valor infinito y ni siquiera te sabes las reglas. Es mucho más fácil cometer errores. Y en medio de todo ese descontrol continua existiendo otro pánico mucho mayor. ¿Cómo confiar en los demás si no confías en tí misma?

Nunca suficiente. Siempre demasiado.

Lo reconozco: me asusta, me da rabia, me jode ser irrelevante. Ser siempre lo suficientemente inteligente para no pertenecer al grupo de los tontos, pero demasiado tonta como para formar parte del de los listos. Ni alta ni baja, ni guapa ni fea, ni rubia ni morena, ni simpática ni borde. Buena en todo, excelente en nada. Con muchas aficiones pero sin pasiones. Odio ser débil, odio ser cobarde, odio no tener fuerzas para expresar lo que siento y sobre todo odio dudar siempre sobre qué es lo que quiero. ¿Por qué es tan dificil? ¿Por qué no puedo tener por una vez, y en algún ámbito las cosas claras? ¿Por qué siempre tengo la sensación de no estar a la altura?