martes, 30 de junio de 2015

Inolvidable...

Han pasado 6 meses pero me siento igual,
con las mismas ganas de poderte abrazar.

Me gustaria despertar y ver que ahi estas,
pero me va a tocar volver a soñar.

Me acuerdo en EF, empezamos a hablar.

Unas cuantas risas me hiciste soltar.

Al recordar, me pongo a llorar.

En ningun momento pense en
llegarte a extrañar.

Verte otra vez quisiera desear.

Estar sin hablar me pone mal.

Al escribir me puedo desahogar
y vuelvo a pensar
"¿Lo leeras?"

No se como seguir sin ti aqui.
Todo es mas dificil,
tengo cicatriz.

Quisiera verte
y poderte decir
"Te quiero a mi lado,
estoy muy triste"

Por ti...

Solo tu me pones contenta si estoy molesta.

Me sacas una sonrisa con bastante prisa.

Al poderte hablar noto mi corazon acelerar.

Eres la unica persona por la que quiero respirar.

¿Y lo malo donde esta?

En no poderte abrazar.

No verte al despertar me pone mal.

¡Sal de mis sueños! y vente a mi lado.

¡Te echo de menos! no sabes cuanto.

No importa el lugar si tu ahi estas.

Espero el momento de verte llegar con los brazos abiertos,
saber que no te iras

No puedes decir

Alguien me dijo en el pasado que me olvidara de ti. Que intente borrar todo lo que contigo vivi.

Y a esto que le respondi:
"No puedes decir al corazon que deje de latir. No puedes decir a la mente que deje de pensar. No puedes decir a los pulmones que dejen de respirar. No puedes decir a tu alma que deje de amar. Y lo que me acabas de decir va a ser dificil de lograr."

Gracias a ellos

Porque sin ellos no seria yo. Porque sin ellos sinceramente no sabria que hacer. Me ayudan en todo: mis problemas, depresiones, recaídas, malos momentos, etc.

Me hacen reír con cosas insignificantes y les quiero muchisimo. Han pasado muchas cosas entre nosotros, buenas y malas. Hemos estado en todo juntos. Nos hemos apoyado los unos a los otros. Hemos pasado ratos inolvidables. Algún que otro bromance, shipeo o discusión, pero siempre con lof. Ellos sin duda alguna son mis mejores amigos. Se que un " Gracias" no va a valer para tantas horas que os he molestado, fastidiado y hartado, pero oye, seguimos aquí :).

Gracias por escucharme, apoyarme, aconsejarme, levantarme en mis caídas, enseñarme lecciones y haberme hecho mas fuerte. Recuerdo que de pequeña no tenia ningún amigo, y miro ahora y todo ha cambiado... Os tengo en mi vida y eso es lo mas importante. Nunca os muestro lo agradecida que estoy de que sigáis a mi lado, pero de verdad que os quiero. Gracias por abrirme los ojos. Gracias por sacarme de mi obsesión y gracias por ser vosotros, solo con eso me hacéis feliz.

Incluso sabiendo lo mal que estaba nunca os fuisteis de mi lado, y eso lo valoro mucho. Sois personas muy grandes, y valéis oro. Demasiado corto lo que dije de vosotros pero cualquier adjetivo o palabra no os llega ni a la suela del zapato. Muchisimas gracias por todo.

Simplemente... Gracias por salvarme la vida

miércoles, 17 de junio de 2015

Cuando te das cuenta de que él realmente no era el hombre de tu vida

Con cada amor, aprendes más del amor.

Siempre nos han dicho que encontraremos “al indicado”. No sabemos cómo es encontrar “al indicado” y tampoco cómo se siente. Por eso, cuando sentimos que tras una larga búsqueda por fin nos hemos enamorado, automáticamente asumimos que ese podría ser “el hombre de nuestras vidas”. Y nos proyectamos, y hacemos planes, y, generalmente, nos cerramos a otras posibilidades, porque “ya lo hemos encontrado”, porque “nunca habíamos amado a alguien así”, “porque mientras más profundo sea el sentimiento, mayor es el amor”.
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Es inevitable pensar así. Es inevitable no imaginar un futuro con esa persona que te ha hecho sentir lo que nadie más. Es inevitable cegarse durante el enamoramiento y creer que se puede vivir del amor. Sin embargo, las cosas se ponen complejas cuando las ideas que tenemos preconcebidas del amor, o las ideas del amor basadas en nuestras experiencias, empiezan a chocar con las de la otra persona.
Al principio no lo quieres ver. No quieres aceptar que eso tan perfecto simplemente no era tan perfecto como creías. No quieres aceptar que piensan diferente, muy diferente. Que tienen distintas percepciones no solo del amor, sino también de la vida. No quieres abrir los ojos y darte cuenta de que el amor no siempre es suficiente. Pero tienes que hacerlo, tarde o temprano. Y es difícil, especialmente cuando de las dos partes hay amor de por medio, pero la situación ya se escapa de sus manos. Y, eventualmente, sus caminos deben separarse.
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Es algo doloroso. Es algo frustrante, es algo que no se puede explicar. Quizás ahora no lo entiendes, pero sin duda hay cosas de las que te das cuenta después de descubrir que él, el hombre que pensaste que sería el hombre de tu vida, simplemente no lo es. Aprendes que el amor debiese tratarse de compatibilidad, pero así mismo de independencia.
En un principio solemos pensar que el necesitar a la otra persona sobre todas las cosas es amar. Y, por lo tanto, nuestra felicidad suele depender completamente de otro individuo y no de nosotros mismos, como debería ser. Claro está que en un amor sano y recíproco, por lo menos una parte de tu felicidad debe depender de la otra persona, pero no la felicidad completa.
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Cuando nos damos cuenta de que ese que pensamos que sería el hombre de nuestras vidas no lo es, aprendemos a reservar parte de nosotros y de nuestras vidas, solo para nosotros. Aprendemos a tomar esas precauciones para construir relaciones más sanas y maduras. Aprendemos la importancia de la individualidad.
A la vez, te das cuenta de cuán profundo puede llegar a ser un amor. Creíste que nunca amarías como amaste a este último personaje, pero lo hiciste. Así que te das cuenta de que cada vez tu amor es más y más profundo, y que si ya amaste una vez así, podrás hacerlo de nuevo, y, quien sabe, quizás aún más.
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Con cada amor, aprendes más del amor, más de ti misma, y de lo que el amor significa para ti. Entiendes que el amor depende más de ti que de cualquier otra persona. Te das cuenta que puedes amar a diferentes personas, por diferentes razones. Tu cegera va desapareciendo, y cada vez ves más claro, más nítido, más ancho, más grande, más lejos.
Tarde o temprano, cuando ” el indicado” no era finalmente “el indicado”, más te abres al amor. Y más preparada estarás para recibirlo.

Cabeza, corazón y tripa

 “Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio.Contigo porque me matas, y sin ti porque me muero”.Antonio Machado.
Existen tres formas de querer: con la cabeza, con el corazón y con la tripa. En la cabeza, querer se llama preferir; en el corazón, amar; y en la tripa, desear. O quieres con las tres, o estás destinado al caos.
El amor es un juego de equipo. De equipo con la otra persona y de equipo contigo mismo. O mejor, es un juego de equilibrio(s). Aunque parezca mentira, uno puede querer tener algo a largo plazo con una persona, enamorarse de otra y querer acostarse con otra. Piensa en una mudanza en la que cada uno da una orden diferente de cómo colocar o montar el mueble. ¿A quién obedeces? El desastre y la discusión están asegurados. Una apuesta de éxito necesita unanimidad. Solo cuando cabeza, corazón y tripa se alinean, la persona elegida es deseada y el amor disfrutado. Ni basta con desear, ni es suficiente con preferir, ni vale con amar.
Cabeza, corazón y tripa son tres fuerzas que deben tirar juntas. Tres cuerdas que tan fácilmente se hacen un lío como hilan una hermosa trenza. Es la alineación la que nos mantiene de pie.
¿Te ha pasado alguna vez que Te ha pasado. Una persona te atrae tantísimo que, cada vez que la tienes cerca, Troya es a su lado una hoguera y las obras de Shakespeare, bien parecen literatura infantil. Te arde la tripa y te tiembla el cuerpo, pero la cabeza te dice que no es lo que buscas. O, al revés. Es una persona diez, ideal, cariñosa, valiente, atenta, buena, divertida… pero no te enciende. La cabeza diciendo , y tu tripa diciendo no.
Enamorarse es tripa; amar es corazón. Es importante no confundirlo, pues para amar hay que amarse, y enamorarse de una persona destructiva es lo contrario de amarse a uno mismo. La gran mayoría de dilemas y sufrimientos amorosos deriva de no enamorarse de lo que amas. Uno puede prendarse hasta del diablo, porque te enamoras de lo que te atrae, no de lo que mereces o de quien se lo merece. La tripa no entiende de justicia. Hay auténticos idiotas con bellísimas personas coladitas por ellos. ¿Alguien puede entenderlo? Es el ejemplo más evidente del poder que la tripa ejerce sobre la cabeza. Hace falta mucha madurez para no sucumbir.
No estés con una persona porque sin ella mueres, sino porque con ella vives”.
Uno no elige de quién se enamora, pero sí elige a quién se expone. Dicho de otra forma: si no te rodeas de capullos, no te enamoras de capullos[1]. Si no les concedes tres cafés (cuando aún puedes), no desearás el cuarto. Igualmente, si ya te has enamorado, tú eliges si te dejas llevar o te impones. Para eso sirve la cabeza, para elegir, para recordarte que te enamores de lo que amas. ¿Cuál era tu ideal antes de conoceros? ¿Qué esperas de uncompañero de viaje? ¿Qué querías? ¿Es esto? Enamórate de lo que amas y lo que solo te atraiga,fóllatelo (o lo que quieras, pero no confundas). Tener claro lo que queremos es el mejor filtro para evitar impostores. Lo que quieres o nada. Merécete y no te conformes.
Si pierdes el control, te pierdes a ti mismo; pero si te aferras demasiado al control, pierdes el disfrute. Equilibrio. La cabeza no puede ser nunca un freno, sino guía que nos diga cuándo controlar la pasión y cuándo liberarla; cuándo sacarla a bailar y cuándo dejarse llevar. El amor es un regalo demasiado grande como para no disfrutarlo. No estés con una persona porque sin ella mueres, sino porque con ella vives, entendiendo siempre que en el amor no todo son alegrías, que hay subidas y bajadas y que lo contrario a una vida amada es una vida plana.
Y el corazón, ¿qué dice de todo esto? Al corazón muchas veces no le da tiempo a opinar. Es ese jugador de banquillo que, aún caliente, no le da tiempo a saltar. El corazón necesita minutos. El corazón es apego, vínculo, hábito, conexión, y requiere un tiempo que muchas veces no se le da.
“No son buenos tiempos para el corazón”, se dice. Y no se dice por decir. Estamos en una época que bien podría titularse Te deseo mucho, te consigo rápido y te dejo de querer pronto. El corazón no entiende por qué es al último que preguntamos, o por qué si se traza un eje imaginario en nuestro cuerpo, él queda a un lado cuando la tripa y la cabeza quedan centrados; no entiende por qué no recordamos que la palabra cordura nació de él (cor- es corazón en latín), o que en inglés saber algo de memoria es sabido by heart ¿Es siempre más cuerdo el que más piensa? ¿Al lado de la razón no está la co-razón?
Tener claro lo que queremos es el mejor filtro para evitar impostores. Lo que quieres o nada”.
El corazón es tan necesario como la cabeza, pues el único antídoto contra el miedo es el amor, y tanto amor como miedo coinciden en algo: no atienden a razones. Cualquier argumento racional, ni mitiga el miedo, ni espanta al amor. Por muchas veces que te digan que el avión es el medio más seguro, no se pierde el miedo a volar. Hay que aprender a vivir con el miedo de la misma forma que hay que aprender a vivir amando. Es el corazón quien te permite seguir a pesar del susto. No hay vuelo largo (que merezca la pena) sin turbulencias.
Una última vez: cabeza, corazón y tripa, por muchas diferencias que presenten y por muchas discusiones, deben darse unidos para resolver los indicios que apuntan a que el amor es casi siempre paradoja. Es ese “hielo abrasador” o ese “fuego helado” que decía Quevedo, o ese “ni contigo, ni sin ti” de Sabina o de Machado. Es necesario que recordemos que en el amor, como en todo, no puede haber siervos: ni la razón de la pasión, ni el corazón de la cordura. Todos son necesarios: la cabeza para sugerir paciencia cuando la tripa diga “quiero, quiero y quiero”; el corazón para decirle a la razón “tranquila” cuando con las dudas le invada el miedo; y la tripa para encenderle una vela al corazón cuando se crea apagado.

YO TAMBIÉN

Yo también hay noches que me acuesto sin desmaquillar. Yo también hay días que no me levantaría. Yo también hay días que no desayuno bien, que me echo el café con leche por encima y salgo corriendo. Que mis desayunos no son ni continentales ni franceses, ni siquiera medio decentes. Y también he dicho que iba de camino cuando aún estaba por arreglar. Y también, es verdad, salgo sin peinar.
Yo también me tuerzo los tobillos andando con tacones. Y emito un “uy”, como si el “uy” salvara el ridículo, como si no lo incrementara. Yo también he salido por la noche en zapatillas y jersey (y no me he muerto). Yo también he salido de casa con una pinza plateada (de las de sujetar los rulos) en el pelo. También he saludado a alguien que no me ha visto (y no he recordado el nombre de quien me ha saludado). También me he manchado el culo sentándome en un banco pintado. También se me ha roto la mochila desparramando libros en mitad de la calle. También me he manchado de chorritón de chocolate un vestido nuevo blanco. Yo también he querido vestirme de novia y ser la fallera mayor.
Yo también me dejo libros sin terminar y sigo series de las que no veo el final.
Y también he dicho “me quedo a vivir aquí” entrando en Zara Home.
Yo también veía “El diario de Patricia”. Yo también he bailado en unas escaleras “Wannabe” de las Spice Girls. Y también me ha dado miedo entrar a la comba, por si la comba me atacaba. Y también me ha dado más miedo saltar el potro que ir al ginecólogo.
Yo también lloré hasta la deshidratación viendo Titanic. Y sí, también quise ser Baby en Dirty Dancing y saltar sobre Patrick. También quise un novio como el de “Un paseo para recordar”. Porque siempre se quieren ese tipo de chicos, los malotes que acaban siendo santos que cumplen deseos. Esos que te consiguen estar en dos sitios a la vez.
Y también he querido hacerme un tatuaje y me he rajado. Y también me he quedado con las ganas de irme de Erasmus. Y también he dicho “de este año no pasa” y han pasado dos milenios. Y también he dicho “este sábado…fiesta!”, y he terminado con pijama en el sofá y vino casero.
Yo también digo palabrotas.
Está feo, lo sé.
TSMC191Yo también me he dejado cosas “olvidadas” adrede para poder volver a ver a alguien. Y hasta he fingido una avería de coche (y lo sabes). Y también he buscado amores platónicos en Facebook. Y también he dependido de un móvil. Y también he sentido el pesar de quien siempre espera un tren que no llega.
Y sí. Yo también he cantado llorando mientras conducía. Y también he hecho locuras con rollos de papel higiénico danzando por las ventanillas. Y también he ligado con tíos peculiares a los que he dedicado post. Ya sabéis, el ex de la Berrocal, el del perro de tres patas, el de las jotas aragonesas, el que se creía que me llamaba Marta y tal. Y también he salido mil veces por los mismos sitios y siempre he dicho “esto va de capa caída, ya no vuelvo”. Y he vuelto.Mil veces más.
Y sí. También está mal, pero yo también me he hecho la loca y he dicho “Uy, si no te había visto!”.
Yo también he visto mi vida en diapositivas pasando por debajo de un andamio. Y también he hecho la de la llamada falsa, cuando he andado cagada por la calle pensando que el psicópata de turno me pisaba los talones.
Y también, a veces, he sentido que las cosas no tenían sentido, y a los cinco minutos lo contrario. Y también he pensado de más, de mucho más. Y también he sentido de más, de mucho más. Y también he dicho un “hasta aquí” que ha durado hasta allí. Y un “nunca más” que ha sido un “venga, probemos una vez más…”. 
Y yo también me he equivocado.
Y también volvería a equivocarme.
TSMC193Y sí, aunque veas que me pongo canotiers y que me hacen fotos, no soy mucho más distinta que tú. No soy más que una chica que cobra camisetas, una chica que escribe, una chica que no sabe posar sin sonreír.
Y también me da miedo la oscuridad y el desamor. Y el fracaso. Y la desesperanza. Y también me hago un ovillo cuando todo huele a tormenta.
Pero también lucho, como tú, cada día, por ser feliz, por no perder ilusiones, por ponerme sombreros y no sentirme rara por la calle. Porque me dé igual que miren o que hablen.
Yo también lucho por no dejar de luchar, por no dejar de sentir, por no dejar de escribir.
Y por lograr mirar al espejo y poder decir: “Bien por ti, pequeña”.

Así es como no te das cuenta de que estás arruinando tu vida

A veces las elecciones que crees correctas no lo son. 
Solemos creer que la vida tiene que ser perfecta. Que tenemos que seguir una línea cuyos parámetros deben ser exactos para que las cosas funcionen a la perfección. Pero no es así. Hay ciertas cosas en la vida que no tienen que ser tal como todos creen, pues, claro, no todos somos iguales. Está bien si no quieres ese empleo que tus padres quieren. Está bien si no quieres casarte y prefieres disfrutar tu vida de otra manera. Está bien tomar tus decisiones, sin que te importe la reacción del resto. Sin embargo, hay ciertas cosas que no están bien y que arruinan tu vida sin que te des cuenta.
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Probablemente te estés preguntando “¿cómo puedo estar arruinando mi vida sin darme cuenta?”. Es posible, y muy posible. Aunque no lo creas.
Arruinas tu vida cuando te postergas, cuando aceptas esas cosas que no te gustan sólo para complacer al resto, a pesar de que te causen un mal rato. Arruinas tu vida cuando decides aceptar ese trabajo que no te gusta, pero que a tus cercanos sí, pues te dará un buen pasar económico. Y aunque no seas feliz con ello, harás lo imposible por demostrar que estás orgulloso y que harás el mejor trabajo. Pero no es así. No eres feliz, no aspiras a más y te guardas ese pesar, porque tienes miedo de lo que te puedan decir o de decepcionar a alguien.
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Arruinas tu vida cuando estás con alguien que no te hace feliz, solo para no estar sola, a pesar de que no sientas nada y no haga que tu vida sea mejor.
Arruinas tu vida cuando te comparas con los demás, cuando crees que no eres suficiente, cuando esperas ser mejor y no haces nada para serlo de verdad. Cuando aguantas todo lo que te hace mal. Cuando aceptas las críticas no constructivas, esas que son malas y te hacen daño, simplemente porque no quieres quedar mal con nadie. Así es como arruinas tu vida sin darte cuenta, pues luego de hacer todo eso te sentirás atrapada en un túnel del que te costará salir y todo porque no fuiste capaz de hacer lo justo a tiempo.


Pero puedes encontrar la solución a tiempo si analizas todo. Si sientes qué te hace mal y sacas la voz para evitarlo, entonces todo puede ser mejor.
Analiza y piensa, así lo lograrás.

Todos Hemos Sido Víctimas De Ella: La Atracción Mental

La atracción mental es mucho más fuerte que la física, porque de una mente no te libras ni cerrando los ojos”. ¿Habías leído o escuchado esta gran verdad? ¿Quién se puede escapar de ella?
No podemos negar lo sabroso que se hace imaginar todo eso que podremos tocar, acariciar y sentir; lo superficial, ese físico que tanto nos seduce y nos produce placer sexual. La belleza es así, nos acorrala al mismo tiempo que nos hace viajar por un mundo de imaginación y fascinación cautivado por la suavidad de la piel, la firmeza y unas curvas casi imposibles de maniobrar. ¿En qué pensamos a primera vista?.
Si eres hombre, unas tetas bien puestas son una alucinación y si vienen acompañadas de cabello largo que parece acariciar esas nalgas pronunciadas hacia la eternidad. Una cara linda y cuerpo de guitarra, eso nunca está de más. ¿Si eres mujer? Nada fácil, soy hombre y, aunque he escuchado comentarios, prefiero que sean ellas quienes se atrevan a decirlo. Lo cierto es que en ambos sexos hay pasión por la carne, algo que con el tiempo se marchitará… ¿Pero fundar una relación sobre la atracción física? No creas que eso va a durar.
La atracción mental puede que no acabe en un polvo rápido, y que sea más motivo de insomnio que de alegría. Algunas personas pueden sentirse intimidadas ante una conexión de ese tipo, cuando se encuentran con alguien que se les mete en la cabeza y de cuyas palabras no se pueden desprender. Es una reacción natural. Admítelo, es así, si la haces reír será tuya, pero, ¿y si la haces pensar? No te olvidará.
Lo que atrae de una personalidad es esa capacidad para cuestionar, sus opiniones no son comunes como las de la mayoría y, aunque pueda sonar seria, si dice algo que nos sorprende nos hará carcajear. Lo nuevo, lo diferente, eso que no es fácil de encontrar es de lo que se trata ese encarcelamiento mental; día y nochedándole vueltas al mismo nombre, a esa mirada segura y esas palabras que nos supieron captar. ¿Cómo huir cuando es uno mismo el que se termina por secuestrar? Al corazón se le atribuyen los sentimientos, pero la mente sí que sabe cómo enamorar.
No hay a dónde ir, esta sí es una razón real, pues la mente tiene ese no sé qué para volver loco a cualquiera. Nada más pensemos en lo mucho que cuesta conseguir alguien que sobresalga de los demás; cuerpos despampanantes habrá por doquier, pero una buena conversación y conexión para siempre solo se logra con esa persona que nos hace pensar. La belleza no está ligada a la inteligencia, es algo que nunca dejaré de decir, y si de verdad quieres enamorarte, asegúrate de que haya atracción mental porque de esa, de esa es casi imposible huir.

Coincidir con la persona indicada, en el momento equivocado

Lo irrisorio de coincidir con la persona indicada, en el momento equivocado.

Un día sucedió, como la mejor de las suertes, te encontré. Es muy curioso como la vida lleva consigo episodios caprichosos, simplemente te hace jugarretas. Encontré al hombre de mis sueños pero las circunstancias nos hicieron coincidir en un momento incorrecto.


Si algún día lees esto, quiero que sepas que fuiste el hombre perfecto para mí, tuviste todas las cualidades que buscaba, coincidimos en innumerables intereses, fuimos grandes amigos, teníamos potencial. Pero el destino tiene sus caprichos y no pudimos mantenernos unidos.
Descuida no fallaste tú, tampoco lo hice yo, solo llegamos al punto donde lo nuestro se volvió insostenible.
No puedo olvidar tú sonrisa, ni tú cuerpo, todo en mi, se impregno de ti. Me atrevo a decir que a ti te sucede lo mismo; éstas conexiones no pueden sentirse de manera individual, por fuerza tiene que ser una sensación de a dos.
Pero cuando la vida te niega las oportunidades, cuando te indica caminos diferentes no puedes aferrarte.Desgraciadamente tú y yo, nos encontramos en un mal momento, por los argumentos incluso más ridículos, no pudimos ser. Fue de locos tener que alejarme de ti, que te necesito junto a mí con desesperación, de ti, por quien siento tanto, de ti que viniste a marcar la diferencia en mis días; es sumamente incomprensible.
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Lo siento tanto, me duele no poder hacer nada al respecto. Llegó el adiós… un día tomaste mi mano por última vez, me abrazaste fuerte y nos despedimos tras un “gracias por todo”, seguido de un beso en la mejilla. Así terminó, así como habíamos iniciado nuestra relación de amigos, así mismo, nos despedíamos.
Cada día busco la manera de caminar por la vida a paso firme, con la convicción de que ese adiós fue acertado, sucedió en el momento justo y por desgracia, las circunstancias no nos favorecieron.
No puedo asegurar que en ti encontré al hombre de mi vida y que no encontraré a otro como tú, pero si puedo decir que hasta hoy, fuiste el hombre ideal, el hombre indicado, aquél que sacó lo mejor de mí.


No puedo aferrarme a ti, ni a tú recuerdo, se que lo comprendes. La vida sigue su curso, sigo mi rumbo con firmeza, al igual que tú. Vamos por la vida, separados, pero con la certeza de que al pensarnos, sonreímos y nos deseamos lo mejor. A diario busco las maneras de olvidarte, poco a poco lo lograré.
Lo cierto es que éste no era nuestro momento, no era tiempo para un “nosotros”. Lo nuestro fue un cuento corto, que marco nuestros corazones. Nuestras caricias quedaron tatuadas en la piel del otro, con tinta de amor profundo. Dejamos los mejores momentos grabados en nuestra memoria. Hicimos lo mejor que pudimos hacer… juntos.
Te quiero y siempre te recordaré como el ser más maravilloso que conocí. Te vi y mi intuición fue clara, eras ese chico especial, el indicado, pero la vida se equivocó. No fue tú culpa, tampoco la mía; fue cosa del destino, que tristemente me hizo coincidir contigo… con el hombre indicado, en el momento equivocado.

Vales demasiado como para tener que recordárselo a alguien

Nunca deberías recordarle a alguien lo sensacional que eres. 
El amor propio es importante, claro, pero es muy fácil decir que debes amarte a ti misma primero. Entiendo que suele ser complicado luego de tantas batallas perdidas y tantos complejos. Pero eres importante y, sobre todo, increíble y no deberías decirle a nadie que eres valiosa, pues lo eres.
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Si estás con alguien que no te valora, entonces déjalo, pues eres mucho más que eso y no necesitas recordarle a alguien que vales más. Jamás, pues quien te ame de verdad lo entenderá de inmediato y hará lo imposible por hacerte feliz. No deberías llorar por nadie, y quien te ama jamás te hará llorar, nunca, pues sabe que no podría haber encontrado a persona más maravillosa que tú y está agradecido de estar contigo. Y eso deberías pensar, en lugar de exigir afecto y atención, pues lo único que logras haciendo eso es provocarte más daño aún.
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Las parejas siempre discuten, así que no tengas miedo si tienes que decir que algo no te gusta o pedir perdón si te equivocaste. Porque así se aprende. Porque así entiendes las señales. Porque así fortaleces tu relación. Lo importante está en cómo resuelves los problemas con tu pareja y cómo encuentren juntos una solución. Pues el amor verdadero es así, comprende, escucha y entiende. No juzga y no necesita que le digan que ama a alguien increíble, pues ya lo sabe.
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Sé tú misma y jamás temas hacerlo. Ama con todas tus fuerzas siempre, pero si notas que no eres feliz con quien amas, pues no te valora realmente, entonces piensa en tu bienestar y aléjate. Probablemente más adelante te encuentres con alguien que sí sea capaz de ver lo hermoso que hay en ti sin que tú tengas que decírselo.
Porque vales demasiado como para tener que recordárselo a alguien, y esa es la consigna que deberías creerte siempre.
Eres hermosa e increíble, y quien te ama siempre lo sabrá.

Esta es la razón por la que no quiero enamorarme


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Construí mis muros de protección y no quiero derrumbarlos. 
Hace un par de años lo decidí. No quiero enamorarme. No quiero vivir con el miedo a ser dañada otra vez. Quizá muchos digan que puedo estar siendo un poco amargada al pensar así, pero lo cierto es que no estoy preocupada por eso. No quiero enamorarme porque prefiero preocuparme por mí misma, por protegerme, por unir los pedazos de mi corazón que aún no logro recomponer. Porque fui dañada, de la peor forma, y no quiero volver a sufrir así de nuevo.
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Sé que es una decisión un poco radical, pero lo hago por mí misma y me gustaría que me entendieran, pues creo que cada uno tiene el derecho de decir si quiere enamorarse o no, y yo no quiero. No de nuevo. Y estoy segura de que quizá no existe mejor protección que la que yo misma me puedo entregar. Puse mi corazón en manos de alguien más y lo único que hizo fue hacerlo pedazos, sin compasión, sin pensar en lo que podría pasarme, en el daño que podría hacerme y, sobre todo, en provocar que hoy en día ya no quiera volver a enamorarme otra vez. Pues perdí las esperanzas, porque entregué mi corazón confiando plenamente en que sería valorado y me lo devolvieron tal como cuando prestas una prenda y se te entrega descuidada y dañada.
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Perdí la fe. Perdí las ganas. Dejé de creer en el amor, pero jamás en el amor propio y es en eso en lo que me quiero concentrar ahora. En sanarme, en cuidar mi bienestar y sentirme mejor y plena nuevamente. En analizar mejor y decidir correctamente en quién puedo confiar y en quién no. Porque me entregué y volví hecha pedazos y no quiero que vuelva a ocurrir

 Quiero velar por mí, quiero recuperarme y después, recién después, pensaré si quiero volver a enamorarme, pero con mucho cuidado la próxima vez.

Hoy quiero pedirte: elígeme

Te prometo que nuestro mundo será completamente diferente.
 
Sé que en general no lo diría de esta manera, especialmente porque son sonidos que flotan en el aire llenos de incertidumbre y sueños de cosas que aún no suceden. Sé que quizás tienes tanto miedo como yo, después de todo, ambos hemos fracasado en más de una ocasión y es natural tener temor. Sin embargo, contigo quiero creer que no tendremos que volver a vivir el duro proceso de lentamente borrar a alguien de tu vida.
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Sé que cada día nos enfrentamos a un universo infinito de posibilidades. Sé que a veces habrá ocasiones en las que nos enfrentaremos a la realidad de que no todo siempre funciona, pero déjame decirte que sé que si hay algo que tiene que funcionar, es esto. Escógeme, te lo digo hoy porque creo que es posible y porque siento que tenemos mucho potencial.
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Escógeme porque creo que nos encontramos en el momento justo y en el lugar indicado. Escógeme porque sabes que podemos caminar tomados de la mano y porque nunca antes habíamos sentido lo que sentimos hoy. Atrévete a sentir curiosidad por el lugar al que nos llevará esta aventura, déjate llevar una vez más y escógeme, escógenos.
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Escógeme porque juntos somos increíbles e invencibles y porque el universo podría acabar mañana y no quiero lamentar no haberlo intentado. Escógeme aunque no podamos asegurarnos que realmente lograremos llegar al final porque lo que quiero no es un amor de película sino que un amor tan real y tan potente que nos quite el aliento.
Escógeme porque quiero escogerte y porque este es el sentimiento más maravilloso del mundo.

La tragedia de conocer al amor de tu vida en el tiempo equivocado

Las rupturas son siempre difíciles porque lloras por alguien a quien amaste y perdiste.

Pero, eventualmente lo superas y conoces a alguien más, y ese amor queda en el recuerdo distante de la memoria.
Pero hay otro tipo de ruptura, esa ruptura que ocurre con una persona que no puedes superar. No hay día en que esa persona no se cruce por tu mente y tu corazón se sienta pesado.

Usualmente es porque la relación no está terminada, pero no puedes decirte eso, y no lo puedes creer porque te vuelves loca.

Así que en lugar estar bien y continuar, consigues engañarte y es que todo te recuerda a él, esa canción, ver esa foto o despertar pensando en él. 

Hay mucha gente que viene y se va de tu vida. Algunos con los que sales brevemente y nunca ocupan un segundo pensamiento, y algunos que te gustan mucho, pero no funciona. Y luego hay otros con los que tienes un gran crush, y que te cuesta meses superarlo.

Pero esto es diferente; es esa sensación que tienes cuando sabes que algo debe terminar ahora mismo, pero no puedes.
No puedes decir: “te deseo lo mejor” y continuar. No puedes cerrar ese capítulo porque no quieres renunciar a la persona. Todavía no, y tal vez nunca. 
Y te encuentras caminando en lo que se llama “el purgatorio del amor”.

Un lugar en el que sabes en dónde está el amor de tu vida, pero no pueden estar juntos.

Quizás salieron por un tiempo, quizás tuvieron una larga relación, o quizás nunca fueron nada formales.

La conexión con esta persona es tan real, fuerte y magnética que estás constantemente atrás. La relación no alcanzó su potencial pero éste no puede ser mayor.

De hecho, podría ser la persona con la que pasarás el resto de tu vida pero no están juntos ahora, porque de momento los horarios, las oportunidades perdidas y demás cosas se los impiden.

Así que te sientas en el purgatorio del amor, hasta que puedan encontrarse y estar juntos de nuevo

Sí, encuentras distracciones para sentirte como un humano sano con una vida funcional.

Conoces a gente asombrosa y hermosa con la que quieres compartir cosas, pero nunca pasa porque esa persona no es _____ (llena el espacio con el nombre de la persona).

No es Rachel, es una de las famosas frases de Friends.

Y eso es lo que esta persona, que te ha mantenido en el purgatorio del amor, te hace sentir, y que nadie lo puede igualar.

Porque cuando lo sabes, lo sabes. Esa conexión viene una vez, tal vez dos, en toda la vida.

Tus amigos creen que estás loca, y tú te sientes así. ¿Por qué en un mundo repleto de personas, no puedes avanzar y superar a ese amor? No puedes responder esa pregunta.

El corazón tiene razones que la razón no conoce- Blaise Pascal 
Algunos conocen a alguien, salen, se enamoran y viven felices por siempre. Para otros la fortuna no es la misma.

Algunos de nosotros tenemos que pelear, tener rupturas y pasar por el infierno con nuestra persona hasta que finalmente se resuelva el asunto.

Quizás el problema, es, de nuevo, el tiempo. Quizás tienes que aprender y crecer más antes de volver a estar con esa persona.

Sea cual sea el problema, sabes que eventualmente, ambos volverán a encontrarse de nuevo.

Porque al igual que Ross y Rachel, Carrie y Mr. Big, Allie y Noah y todas las grandes historias de amor de las películas y la televisión, sólo hay algunas personas que no se pueden dejar de lado.

Pero, hasta que encuentres tu camino de regreso, te sentirás miserable en el purgatorio del amor, con la esperanza de encontrar a alguien o algo para mantenerte ocupada el tiempo suficiente para no autodestruirte.

Algunas personas estarán indignados por este texto y pensarán: "Esto no es cómo se supone que el amor deba ser” o, "si fuera madura sobre el amor no sería así de difícil."

Pero el hecho de que las cosas sean fáciles para ti no significa que serán más fáciles para todos los demás.
Las personas son muy complicadas y el amor a veces es confuso.


Si esto no aplica para ti, no quiere decir que estés mal. Sólo significa que tu camino era más fácil.

Para aquellos de nosotros que estamos en el purgatorio del amor, alguna vez también vamos a estar con nuestra persona.