Y aquí estoy, poniendo
un punto final, y preparándome para un nuevo inicio. En una etapa donde cierro
un capítulo que ya no hace más que doler. Durante mucho tiempo me encerré en mi
mundo, en nuestro mundo; donde yo era tu princesa y tus errores, donde
aprendías poco a poco a quererme mejor.
Quiero contarte que tú
eres el hombre que al abrazarme me hacía sentir la mujer más protegida, cuando
me mirabas en busca de una sonrisa sentía una paz que antes no conocía y cuando
me suspirabas al oído un “Tu eres la única” surgía de alguna remota parte de mi
cuerpo una inmensa seguridad.
Quiero contarte como conseguías que temblara mi
cuerpo cada vez que hacíamos el amor, o como cobraba vida mi piel cuando me
besabas.
Intentaré expresarte porqué a tu lado me sentía la persona más feliz
de este jodido mundo cada vez que soñábamos con un futuro juntos… con nuestro
futuro! Quiero hacerte entender lo fácil que era enamorarme de tus virtudes,
pero más que nada, de tus defectos, porque eran sólo tuyos, te hacían único y
especial.
De verdad que te sentía
mío; mío cada mañana, siempre tenías un motivo para despertarme con una
sonrisa. Mío cada tarde, por lo que tantas veces deseaba que pasarán las horas
para poder abrazarte y decirte “Hoy te he extrañado”. Mío cada noche, por las
cuales aquella niña ilusionada se vestía y se desvestía unas diez veces para
estar perfecta para ti, aunque fueran dos minutos, puesto que al verte aquella
insignificante ropa (que no hacía más que separar tu cuerpo del mío) acababa en
el suelo a golpe de pasión. La cuestión es, que eras mío, eras mi ilusión, mis
sueños, mis ganas, mi esperanza…
¿Qué digo? ERAS TODO. Y tenías que ser para
siempre, deseaba que fuera así…
Y ahora, aquí sentada e
intentando desprenderme de todo aquello que me daba vida… Empiezo a entender
que todo aquello, cada una de las respuestas, cada uno de los sentimientos que
me hiciste experimentar, fueron únicos e irrepetibles, pues eres el gran amor
de mi vida. Fuiste el hombre con el que aprendí a soñar, con el que experimenté
la necesidad de que el día tuviera más que unas míseras 24 horas, fuiste tú
quien me enseñó a olvidar al resto del mundo, porque estábamos tú y yo, y no
necesitábamos más que eso, contigo conocí el amor.
Hoy sólo me puedes
caracterizar por mi terrible orgullo en el cual me he sumergido de un tiempo
para acá, es por eso que tengo la necesidad de explicarte los motivos de dicha
actitud, deseo que entiendas porqué aquél día gris me despedí con un “Te queria
lo suficiente, como para haber pasado el resto de mi vida a tu lado, sino me
hubieras dejado al margen”.
Es por eso, que aun en
contra de mis deseos, con el tiempo empecé a entender lo que suponía sentirse
el ser más patético e insignificante de la humanidad, conocí el mayor dolor (el
que se haya enamorado alguna vez estará de acuerdo conmigo cuando digo que el
sufrimiento por amor es el más intenso), y también conocí la mayor humillación
al ver que no eras “tan mío”…
Así que a golpe de desilusiones y decepciones,
también me enseñaste a ser fuerte y orgullosa, aprendí -con mucho esfuerzo
(aunque suene algo idiota)- a quererme un poco más a mí que a ti.
Aprendí a
dejar de lado nuestro futuro y empecé a marcarme el mío, un futuro sin ti, puesto
que al final, nunca seremos dos. Así que con el tiempo aprendí a valorarme, a
reconocer que merecía algo más que tus patéticos, aunque sinceros “lo siento”.
Y después de tanto
tiempo, encerrándome en mi burbuja en la que me negaba a decirte “adiós”, me
encontré en aquel café sacando fuerzas de donde ya no me quedaban despidiéndome
de ti.
Diciéndote que me iba para no volver, reconociendo, que ya no habría un
“hasta luego”. Porque se había acabado, porque debía desprenderme de tus besos,
de tus te quiero, de todo lo que tu eras y significabas para mí. Y dolió.
Sigue
doliendo. Y probablemente dolerá mucho tiempo, pero, hice lo correcto ¿No? Y
aunque ese pensamiento ahora mismo no sea capaz de consolarme, y aunque nos
recuerde siempre, aunque te quiera–¡mierda, te quiero!-, aunque no sienta más que
miedo al ver que empiezo una nueva etapa sin ti, aquel día me cansé de
perseguir sueños rotos…
Hazme un favor! y no olvides nunca lo feliz que me hiciste y lo mucho que te queri, con lo bueno, y con lo malo, siempre te querre
No hay comentarios:
Publicar un comentario