lunes, 14 de mayo de 2012

(L)

Buenos días, mundo. Se despereza. ¿Me haces un regalo hoy? 
Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa deja por alguien que piensa en mí y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreír. 
La cogería y me la llevaría al instituto. La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. Y la dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: <<Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer...>>, y después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría.
Podía ser que alguien los encontrase. Que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase. Y que me viniese a buscar. Él quizá. Ya. Pero ¿quién es él?

.

Y de repente, sin saber la razón, llega una mala racha a tu vida, te pasan cosas que nunca hubieras deseado que le pasara a nadie, ni a tu peor enemigo, y te derrumbas, es normal, yo también lo haría, hasta el más fuerte de todos los haría, hay cosas que nos terminan superando...
Pero hay una cosa que hay que tener clara, y es que, esta mala racha se ira, tarde o temprano, ojala más temprano que tarde...pero se marchará.
En estos momentos nos metemos en la cabeza que queremos estar solos, que no queremos que nuestros amigos nos vean así, pero igual no todos darían lo que fuera por estar ahí contigo animándote, pero seguro que uno o dos si lo harían, porque les importas mucho y no les gusta verte mal.
Así que no te preocupes, sé que es muy fácil decirlo, pero si te dejas ayudar por los verdaderos amigos, puedes superar eso y todo lo que se te ponga por delante.



.

En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir y nunca confesarás, por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Todo el mundo te dice que lo hagas, que no te debe importar demasiado si no lo dices, pero claro, hablar es muy fácil, solo cuando estamos en la situación nos damos cuenta de lo difícil que puede llegar a ser. Que las cosas que importan de verdad siempre se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa. Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo. Pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, para bien o para mal, te das cuenta de que nada depende de ti, sino de los momentos, de que cuando algo tiene que suceder, sucederá.