martes, 12 de marzo de 2013

CON EL TIEMPO, APRENDÍ...

Con el tiempo, aprendí que las cosas nunca son como las esperas. 
Que cuando mas te ilusionas, peor lo pasaras. 
Que hay miradas que matan y miradas que piden a gritos un "bésame". 
Que cuando sientes que tu mundo se derrumba aparece algo que lo endulza, y viceversa.
 Que no confíes en la persona que te diga un "te quiero" rápido, puede mentir. 
Que los sentimientos mas profundos y bonitos tardan en aparecer. 
Que no porque lo veas todo perfecto no pueda haber algo imperfecto. 
Que aun que alguien te hable no quiere decir que te quiera. 
Que aun que te quiera no quiere decir que no quiera a otras.
 Que los besos siempre terminan. 
Que si no sientes nada, no puedes fingirlo. 
Que por mucho que luches por alguien no quiere decir que lo vayas a tener.
 Que las personas pueden llegar a hacer mucho daño, y también a alegrarte la vida. 
Que la vida pasa, y cada día que no sonrías en un día perdido.
 Que los sueños nunca se cumplen. 
Que no hay personas perfectas. 
Que vivimos en un mundo imperfecto lleno de seres imperfectos, que reímos, a veces lloramos y creemos en cosas tan absurdas como los "para siempre". 
Que hay "para siempre" que solo quieren decir "para un rato". 
Que hay "nunca te dejaré de querer" que quieren decir "mañana te olvido".
 Que nunca sabes que pasara mañana, dentro de un mes o un año. 
No sabes donde estarás.
 Y el problema es que vivimos soñando en que llegará el día en que el amor de nuestra vida llame a la puerta. 
Pero lo que no sabemos es que cuando eso ocurra, estaremos tan dañados que pensaremos que volverá a ocurrir y le dejaremos escapar.

lunes, 11 de marzo de 2013

Duermevela

Duermevela...

No empieza cuando ya termina y sin terminar de nuevo empieza , la luz que en la sombra se confunde y la sombra que de luz se llena.
No importa si te detienes o sigues, el ritmo no para y el movimiento no cesa; podrías permanecer quieta y, sin embargo,de avanzar, no dejas...
Por fuera no lo pareces y, por dentro, la naturaleza más tierna, te vibra y te llena.
Movimiento fugaz, pensamiento inquieto, pasos firmes y fuerza férrea; voluntad de oro y razones como piedras...y en tus días como en tus noches...un continuo duermevela.

Serenamente



Serenamente...

..aquella tarde, todo se precipitó cruelmente; perdí el rumbo y la partida en un instante... 
...de repente comprendí que, sin saberlo, sin ni siquiera sospecharlo había sido victima de una mala conspiración...
...caminé sin rumbo...y llegué al rincón del banco bajo el árbol...
...y allí me senté, esperé, te esperé, mientras una jauría de lobos me arañaba el alma...
...pasó la tarde, llegó la noche y así transcurrieron varios días...
...y cuando mis fuerzas me abandonaron ya... decidí volver...
... allí quedaste, me despedí... seguí mi camino...
...jamás regresé al banco bajo el árbol, sin embargo, tu sombra aun me acompaña a veces...
...tal vez, esa sombra se alarga porque, en las despedidas, siempre hay que decir ADIÓS....

El despertar

El despertar no es algo que hacemos / no es algo que podemos crear o poseer / no es una meta ni una técnica / es la realización quienes somos / ahora mismo en este instante

¿Por qué gritamos cuando estamos enojados?


Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente:
-¿Por qué la personas se gritan cuando están enojadas?
Los hombres pensaron unos momentos:
-Porque perdemos la calma –dijo uno–, por eso gritamos.
-Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, –preguntó el sabio–. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó:
-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio preguntó:
-¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente. ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó:
-Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se acercan más en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo:
-Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

Te regalo mis sueños

Me gusta escuchar el silencio, intento ser libre y viajar como el viento.
Soy soñador y desde niña decidí compartir mi vida con las estrellas.
Como tu estoy flotando en este punto azul y levanto la mirada para buscar
las respuestas que no encuentro en mi interior.
Por momentos necesito desconectar mi mente y dejar desvanecer mis pensamientos
en un intento de quitar la embriaguez del día a día.
Voy a seguir caminando y estaré compartiendo contigo estos instantes,
mis tardes de lluvía y mis sueños que ahora son tuyos.


Historia


Unas oscuras golondrinas golpearon con sus alas los cristales de mi balcón...
Antes de darme cuenta estaba rodeado de cristal, entre ellos un ave petrificada en el suelo, alguien desde fuera llamaba, me asome y vi a Jack...

Unas horas antes.
Me encontraba en una gala lujosa me iban a entregar un premio por escritora. Mirando alrededor mío pensé que solo había en este sitio gente inculta e ignorante.

Antes de comenzar la gala me empecé a poner nerviosa e intente esconderme, así que me fui a la playa y allí a lo lejos vi a un joven; Jack. Jack se acerco y me dijo que estuviese tranquila, que no me preocupase, que él iba siempre  a ese lugar a pensar.

Estuvimos un buen rato hablando y nos dimos cuenta que la escritura era lo que mas teníamos en común, entonces Jack me dijo que se retiro de ser escritor porque se canso de que la gente no entendiese su forma de expresarse y de escribir y me pregunto que si no me había planteado cambiar de vida.

Eso me hizo pensar...

Vuelta a la habitación...
Me asome a la ventana y vi a Jack gritando que fuera con el pero yo seguía oyendo como golpeaban la puerta, diciéndome que el premio me esperaba... y ahí me pregunte...

¿Hacia que lado ir?

Noctambulo


Noctámbulo

            La fría noche envuelve mis pensamientos. La suave sal se desliza por la lluvia. Perfecto panorama.
            Avanzando entre la tenue oscuridad se pueden encontrar todo tipo de anécdotas, recuerdos, experiencias de viejos chiflados buscando algo de atención. Y yo. Y mis zapatos nuevos navegando por la calle. Ni siquiera los tejadillos resguardan todas estas lágrimas, el fin del mundo se acerca y todos seguimos solos.
            Creed y os será concedido. Pero no cambia nada. Nadie escucha, porque a nadie realmente le importa; su inconsciencia es tan armoniosa... si pudiera entenderla.

            Ando, y ando; camino, y resbalo. Me levanto preguntándome para qué, si probablemente en algún otro momento, de alguna manera distinta, caeré de nuevo, pensaré lo mismo, y perderé a la misma persona vista desde un prisma distinto.
            La felicidad nos hace sentir vivos, la pena crea impotencia, el odio rabia, y el dolor... es la única sensación que nos hace observar el presente cara a cara. Y ahora noto la lluvia.
            Mis posibles rectificaciones pasan fugazmente, pero a cada instante recuerdo que todo se basa en un círculo vicioso, y que aunque diga que solo duele hoy, en algún momento volverá a doler, pasará de nuevo y navegaré en el mar con mis zapatos para mantenerme a flote.
            Todo cuanto necesito es observar el infinito y ser un navegante más. Pero la obsesión es demasiado densa; agarra, atrapa, quema y me consume lentamente... me convierto en la cera de la vela que resta encendida durante días, deformando su existencia para acabar olvidada. Y me olvido de mí.
            El amor es un presente, una curiosidad pasajera, un todo volátil y frívolo que engaña a cualquiera que deja enredarse. Aún no he conocido persona alguna que sin darse cuenta no se vea deshaciendo nudos provocados por él mismo. Yo ya no deshago; prefiero no jugar con el corazón, la razón hace menos daño.
            Una parada de bus. Pero no quiero volver a casa. Solo me siento y admiro el espléndido y majestuoso pasar del tiempo. El silencio desacelera la realidad, y me deja pensar claramente. Pero no quiero pensar.
            Los desconocidos son personas insólitas; y más a estas horas. Uno se ha sentado conmigo. Me distrae analizarle. Es reconfortante ver que no soy el único que deambula de la mano de la noche. No comprendo la finalidad de su sombrero; una chistera sin conejo, mojada y descolorida. Un traje de gala, para un espectáculo acuático; y zapatos de claque para un último baile.
            En algún instante se me ha pasado por la mente la aterradora curiosidad por lo desconocido; pero no voy a preguntar. Ganaría un conocido estrambótico, con el que ahogar penas sin alcohol. No me compensa.
           
“¿Porqué crees que estás solo?”

            Su pregunta solo hace que le observe más detenidamente. Él mira al frente; y yo resto mudo.

“No se necesitan palabras para describir la soledad, amigo”

“No soy su amigo.”

            Aparto la mirada y observo el océano ondeante desbordándose en la acera. Pequeñas olas chocan contra la piedra, creando salpicaduras que desvaneciéndose en la lluvia pasan desapercibidas, salvo por su sonido incesante e incomprensiblemente monótono. 
            Babia desaparece en un instante. Y comienza de nuevo su voz.

“Algunas personas creen que el amor es simple atracción; que acontece o pasa de largo. Ese sentimiento se expresa al mundo entero, no a una sola persona.”

            Me giro. Y su cara me observa.

“¿Qué tiene que ver eso conmigo? No me conoce.”

“No tiene que ver contigo, esto nos afecta a todos.”

            Para muchos la locura ajena es algo escalofriante. Para mí es una forma de crear expectación.
            Saca un puñado de cartas. Desordenadas. Húmedas. Viejas.

“Coge una.”

“¿Cómo?”

“Me has oído.”

            Carezco de posibilidades de perder algo más. Estiro la mano y agarro la primera.

“4 de Corazones, ¿y ahora qué?”

“¿Qué carta consideras que concuerda con esa?”

“¿Cómo que qué carta?”

“Observa esa carta, y dime que otra carta se te pasa por la cabeza.”

“Pues... el 4 de Tréboles.”

            Del mazo de cartas que sostiene en la mano abre la primera y saca esa carta.

“¿Es usted mago, no?”

“Para nada. Es simple azar.”

“No lo es. Acaba de sacar la carta que le he dicho.”

            Posando el mazo en el suelo, mantiene el 4 de Tréboles en la otra mano.

“El amor, amigo mío, no es más que azar y elección de decisión. Tú puedes creer que una persona simplemente es correspondida con otra por parecido, por mismo estatus, por misma belleza externa o interna.”
“¿Y acaso no es así?”

            Me acerca la carta, hasta tal punto que distingo los bordes deshaciéndose por la continua lluvia.

“Observa bien. Nada cambia.”

            Con un movimiento de dedos consigue un 360º con la carta. Al darle la vuelta la carta se convierte en un As de Diamantes. Pero el borde sigue siendo el mismo.

“Vaya... eso está muy bien. Tendrá que enseñármelo en algún momento.”

“Coge la carta.”
           
            Acercándomela a la mano la sujeto.

“Las personas funcionan igual. No depende del número o del palo. No depende de nada. Una carta es una carta. Y nunca está sola. Tiene una infinidad de cartas iguales que ella, y si te fijas bien, son todas igual de perfectas. ¿No crees que pasa lo mismo con las personas?”

“Las personas son egoístas. Las personas mienten. Las cartas ni piensan, ni hablan. ¿Qué tiene eso de parecido?”

“Las cartas son egoístas, y claro que mienten. Cada una es única y tiene su propia forma de esconder lo que les hace especiales. Pero eso no quiere decir que no sean perfectas, ni que de cualquier modo puedan unirse entre ellas. Ninguna esta sola, aunque sean todas distintas. Las personas no están solas, simplemente no ven su mutua soledad, e irónicamente, eso las hace estar más unidas. Como dos desconocidos, que por sentirse apartados del mundo, se hacen inconscientemente compañía, en un diluvio repentino. Por lo tanto, ¿porqué crees estar solo?”

            Ha dejado de mirarme. No busca una respuesta. Trata de encontrar mi propia reflexión interna. Y yo solo trato de comprender.

“Una noche espléndida para una carta solitaria buscando su baraja, ¿no crees?”

“Creo que al final todas las cartas tienden a perderse.”

“Como se van a perder, si una carta solitaria carece de existencia; simplemente está barajada de forma distinta que al principio, pero nunca resta sola. Y las personas son iguales. Que cambien las circunstancias no quiere decir que estemos solos.”

            El búho posa el ancla frente a la parada. Y el mago se levanta, olvidándose de su baraja. Sube por las secas escaleras de una dirección descocida.

“¡Se le olvidan las cartas!”

            Se gira. Sonríe.

“Son solo cartas. Y su limitación crea una metáfora adecuada. Pero la suerte que tenemos nosotros es que nuestra infinidad cruza límites que no llegamos comprender. Somos tantas cartas solitarias, que nos da miedo no saber elegir. Cualquiera de todas ellas posee el don más perfecto que existe. La vida.”

            Cerrándose el sueño, despierto de nuevo bajo el mar.
            En la mano dos cartas en blanco, Babia en la mirada, y en la mente la verdad más perfecta que jamás me han contado.
Gracias desconocido.

Bienvenidos al paraiso


“¡Bienvenidos al Paraíso!” . Primer cartel que veía en kilómetros.
Calculo que llevamos unos dos días conduciendo sin una dirección fija; tampoco me extraña, el sol no nos deja ver mas allá del parachoques.
 A los lados, solo desierto, algún pájaro que otro… y de repente sólo carteles. No comprendía bien que pretendían; nos vendían todo tipo de experiencias, viajes y demás, incluso llegue a leer “Universidad Francisco de Vitoria”…tantos kilómetros me están dejando medio ciego.

En el horizonte comienza a alzarse una metrópolis de edificios brillantes, y al momento nos vimos envueltos en la claridad de la noche; Entramos en el juego, todo el mundo jugaba.
Lo prohibido era el plato fuerte; las masas de gente estaban descontroladas. La ciudad se convirtió en un baile de sensaciones, que saciaban las ansias de diversión humanas; tengo que admitir que me encuentro en un estado de felicidad temporal muy reconfortante.
A cada día que pasaba, dejaba de importarnos un poco más el no estar en el hogar, no teníamos tiempo para pararnos a pensar en eso, la ciudad te empujaba, se movía, y movía a todos con ella; nadie podía resistirse a tal tentación. Haber dejado de controlar nuestras vidas, sinceramente, nos daba miedo… Pero estábamos atrapados, y no nos importa demasiado estarlo.
Las noches empezaron a volverse eternas, parecía que el sol tenía miedo de esta ciudad… ¿Porqué?…
A medida que pasaba el tiempo,  nuestras ansias de diversión se fueron convirtiendo en odio, rencor… egoísmo. Lo que comenzó con la ilusión de una vida perfecta, acabó con miradas agonizantes y gestos de socorro. No aguantábamos más y retomamos la carretera.

Habíamos dejado pasar la oportunidad de vivir en una ciudad como aquella, por el simple hecho de que a veces divertirse no es todo en la vida. Decidimos que lo más sensato era seguir carretera recta; no nos importaba demasiado la dirección, a algún sitio llegaríamos… de todas maneras teníamos mucho tiempo.

Otra vez sin rumbo fijo, sin nada en los bolsillos y pájaros en la cabeza. En realidad creo que nunca nos hemos llegado a plantear lo que significaba estar allí; era un punto sin retorno, cuanto mas avanzábamos, más lejos estábamos de ningún sitio; pero era toda una experiencia…


Pasadas varias horas, otra ciudad iluminada se alzó a lo lejos, pero esta era distinta; tenía un brillo que no habíamos visto nunca. Transmitía tranquilidad. Entramos en el juego; aquí no había tanta gente, pero se estaba bien.
Siempre buen tiempo; nunca se nublaba. Todo el mundo sonreía, parecían tan felices… Daba envidia. Intentamos comprender el porque de tanta perfección; el secreto residía en su simpleza, todo era sencillo. Todo era como tenía que ser.
Tenemos que admitir que la sensación que te transmitía el ambiente era confortable… era segura; No tenías que temer nada, nunca pasaba nada fuera de lo normal. Estábamos siendo participes de una vida sin problemas ni preocupaciones; todo lo que teníamos que hacer era ser felices… no parecía tan difícil.
La verdad es que uno se acostumbraba pronto; nosotros no tardamos más que unas horas en adaptarnos, y menos aun en ser acogidos por los pocos habitantes. La gente reflejaba su propia alma en la mirada, y se reservaba sus pensamientos para cualquiera que supiera escuchar; no eran envidiosos, ni egoístas, ni siquiera comprendían el significado de esos términos; preferían vivir en una inconsciencia total, antes que saber como era la realidad de fuera. Nos parecía razonable ese pensamiento, en un paraje como ese no había sitio donde posar la vanidad, todos éramos como éramos, y lo aceptábamos.
Unos días mas tarde, todo se torció. Las calles se volvieron monótonas, y las personas extremadamente sinceras. Tanta felicidad cansaba, y nosotros ya estábamos agotados…
Comprendimos que el problema de tanta perfección, fue que éramos incapaces de apreciarla, necesitábamos una dosis de imperfección para ser felices; así que cogimos la carretera de nuevo.

Me gustaría saber que no hemos cometido un error yéndonos de ese lugar. Ojala hubiera alguien para decirnos si hemos perdido toda oportunidad de ser felices, o si simplemente conseguimos razonar a tiempo para darnos cuenta de que nadie ni nada es perfecto; sólo se puede llegar a ese estado cuando se ha aprendido a apreciar la imperfección… y a nosotros creo que todavía nos faltan algunas clases.

Extrañamente el tiempo había cambiado, unas nubes habían alcanzado al sol e intentaban esconderle, pero por suerte éste no cedía; los días se hacían cada vez más largos , y las noches pasaban volando… y nosotros seguimos atravesando el desierto… ya no había carteles, ni pájaros, ni pensamientos. Volvíamos a estar como al principio, pero ésta vez el paraje era un poco más desolador.

No creo que quedara demasiado para acabar. Pero cuando pensábamos estar cerca… Decenas de casas aparecieron a nuestro alrededor. El sol reapareció como si nunca se hubiese ido, y se quedo expectante a nuestra reacción. No parecía nada del otro mundo, y así era; la vida perfecta puesta a nuestra disposición, sin siquiera haberla merecido. Aquí esa perfección era contagiosa… No era típica, pero enganchaba; no se parecía en nada a la que nos enseñaba la sociedad consumista de la que veníamos. Ésta era distinta; especial… Era la que nos hacía apreciar el paso del tiempo y sus estaciones, los sonidos que emite la vida… pequeñas cosas que inconscientemente atraen.
Allí no existían las horas muertas, eran sólo momentos de tranquilidad que pasaban inadvertidos. El sol se había vuelto tenue y acogedor, el mar reflejaba un color extrañamente etéreo pero reconfortante; habíamos alcanzado un estado de equilibrio permanente entre nuestros deseos, necesidades, e incluso podría decir que nuestros problemas. Pero parece ser que eso era lo que todo el mundo quería, y debía ser lo que queríamos nosotros… supongo.
Al principio sentí que no encajábamos. Éramos viajeros desorientados, sin un final aparente; quien nos iba a decir que acabaríamos en un sitio así. Era lo más parecido a la vida misma; y eso nos gustaba. Existían los problemas, las inseguridades, pero nunca eran nada que no se pudiera superar; podíamos observar como la gente vivía como quería vivir, tenía sus satisfacciones por trabajos bien hechos, sus derrotas y sus victorias frente a los inconvenientes que la vida te ofrece. ¿Acaso no era eso lo que todo ser humano busca? Un rincón del mundo donde ser cualquier persona valía pena.
Las semejanzas a lo que llamábamos vida, se fueron agudizando a medida que pasaba el tiempo. Todos los errores que cometíamos eran sancionados, pero los actos en los que acertábamos éramos recompensados con simple felicidad; a cualquiera de ahí, e incluso a nosotros mismos, nos bastaba. Mirábamos fijamente una ciudad en la que no había gente mejor ni peor, mala ni buena; sólo eran personas iguales, en un circulo vicioso. El calor no molestaba, ni siquiera se echaba en falta el frío. Habíamos entrado en el juego inconscientemente; y nos encantaba jugar.
Misteriosamente parecía que allí no envejecíamos, pero tampoco soñabamos… llevábamos mucho tiempo haciéndolo y había perdido todo su significado; ya no era sorprendente.
La vida era perfecta, con su imperfección incluida, pero algo faltaba/fallaba; siempre falta algo…


Recordamos que la necesidad de una vida plena no era sólo superficial; ¿dónde se habían metido todas esas personas que marcaron nuestras vidas en algún momento? El hecho de vivir plenamente pero sin nadie al que añorar, sin un sentimiento desgarrado hacia un cualquiera, sin un alma conocida en la que apoyarse… nos hacía cada vez más fríos, y éramos conscientes de ello. El problema era que las ganas de quedarse eran insignificantes en comparación con el deseo de volver a ver a los seres queridos; y eso cada día asustaba más…
El día de partir fue duro. Las nubes protegían al sol de nuestra huída, así no sufriría demasiado. Nos costó una eternidad alzar la mirada para ver por última vez lo que seguramente fuera el Paraíso… para decirle adiós, y no volver.
El juego había acabado, como todo lo que habíamos visto hasta el momento; esta ciudad tenía incluso su propio final preparado. A medida que nos alejábamos, el paisaje cambiaba de piel; nos ofrecía un sin fin de eternidades, todas opcionales pero muy atrayentes.
Todavía sigo planteándome como logramos seguir adelante… la respuesta más racional que he encontrado es que el hombre vive insatisfecho consigo mismo; nuestra mayor debilidad a veces es nuestra mejor baza.
Si escogimos correctamente, no lo sabremos nunca…

El Paraíso me pareció sobrevalorado. El ser humano está condenado a tener sed de inconformidad de por vida; si es justo o no; no lo decidimos nosotros… nosotros solamente vivimos.

Carretera recta avanzamos, sin dirección definida…
Pero… ¿Qué es eso que se alza a lo lejos?…






- Las últimas hojas están en blanco… -
                                                                                                          Diario Anónimo.

Leyenda

Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. cada vez la pobre volaba mas alto xra no ser alcanzada x la feroz depredadora.
Huyo un día, y ella no desistía, dos días y nada...En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- No he tenido este precedente con nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar...

- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

- No

- ¿Yo te hice algún mal?

- No

- Entonces, ¿Porqué quieres acabar conmigo?

- Porque no soporto verte brillar...

Es bueno recordar que aunque nos hieran, no podrán tocarnos, porque nuestra luz seguirá intacta, nuestra esencia seguirá por siempre, pase lo que pase. la envidia es el peor sentimiento que puede sentir el ser humano.
"Siempre le viene bien al hombre un poco de oposición. Los cometas se levantan contra el viento, no a favor de él".

Dolor


¿Qué opinas si te digo que el dolor más grande, 
es el de amar y no ser amado?
¿Qué me dirías?
Se que por mucho que buscases,
por mucho que lo intentases,
al final caerías en la razón 
de que prefieres morir de amor por alguien no correspondido 
que morir porque el destino os gastó una broma pesada,
Porque el destino jugó a ser una carcel invisible de apariencias.

La vida te depara cosas maravillosas

La vida te depara cosas maravillosas.

¿De qué vale llorar por mariposas descontroladas? 
¿Por palabras que se tornan realidad, pero tan sólo en tus sueños?

Un olor fugaz. 
El aroma de nuestros cuerpos.
Ardiente y efímero estremecer de tus caricias.

Dolor punzante por el olvido.

No me aman, y no sé amar.

Soy un lago oscuro, desamparado.
Un ténue rayo de luz.

Lágrimas sin dueño.
Largos ríos de amargura.
Hiel de mis heridas.

¿De qué vale llorar por algo que hemos creado?

Pero recuerda que el ser humano, 
es la medida de todas las cosas.
Tú, tan sólo tú, 
decides que es bello, 
decides lo que te hará ser feliz.

Decidirás lo que te hace sufrir.
Decidirás que puedes quebrar todas esas barreras,
para ver más allá del muro del sufrimiento.

Porque la vida te depara cosas maravillosas.
El destino no te ha confiado tu propia vida por capricho.


We must be over the rainbow.

Yo


Soy cabezota y caprichosa en ocasiones.
Enamoradiza e introvertida.
Llena de contradicciones: odiosas o tiernas, según como lo mires.
Esperanzada y generosa.
Depresiva en el 90% de los días del año.
Luchadora e impulsiva.
Sentimental y agresiva.
Solidarizada con las injusticias.
Enamorada de la filosofía y de la política.
Enamorada de la música y la literatura.
Enamorada de ti aunque confusa.
Llorona profesional por las esquinas de mi conciencia.
Loca y complicada.
Paranoica y solitaria entre la multitud.

Y tan sólo me haría falta para ser feliz un beso tuyo.