Voy a decirte algo, bajito, porque es un secreto, y los secretos se cuentan en voz muy baja, susurrando.
(Allá voy)
-Tengo miedo.
+¿De qué?
-De que el día que menos me lo espere te marches y desaparezcas para siempre.
Y que me hagas pedazos sin darte cuenta.
-Tengo miedo.
+¿De qué?
-De que el día que menos me lo espere te marches y desaparezcas para siempre.
Y que me hagas pedazos sin darte cuenta.
Supongo que te estás haciendo cada vez más especial, y el hecho de que puedas destrozarme en cualquier momento me resulta aterrador.
Así que sólo te pido una cosa, sólo una. Si decides marcharte, cierra la puerta despacito, sin hacer ruido.
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