Mi querido amiga:
Cuando te llamo “amiga”, lo digo con un corazón sincero,
porque nadie como tú ha podido hacer mi vida más fácil.
Gracias por tu presencia, gracias por tanto... gracias por
todo.
¡Cuántas veces tus manos se han abierto a las mías y cuántas
veces he llorado en tu regazo! Tus hombros han sabido cargar con mis tristezas
y también con mis alegrías.
Por eso hoy, amiga mía, te dedico estas letras, plasmando en
ellas lo hermoso de nuestra amistad. Una amistad que va más allá de la sangre,
más allá del parentesco...
Te has convertido en mi hermana-amiga, porque juntas hemos
recorrido la vida. ¡Hemos vivido momentos muy bellos! Hemos compartido la magia
de haber encontrado cada una al amor de nuestras vidas.
Sé que ni el tiempo ni la distancia nos pueden separar,
porque nuestro cariño es eterno... gracias, amiga mía, por permitirme ser parte
de tu vida. Gracias por apoyarme en las tristezas y por reír con mis
alegrías. Carta a una amiga en la
distancia. Gracias por todo lo que me has dado y por todo lo que eres...
Juntas caminamos por el mundo, sabiendo que esta amistad no
se terminará por nada ni por nadie... porque eres mi hermana en la distancia, y
contigo, la vida se ha hecho menos dura.
Gracias mi amiga, mi apoyo, mi hermana.
Desde mi rincón para ti.
Tu amiga en la distancia.